lunes, 31 de mayo de 2010

Orgullo de Cunetero. Callejero Contaminado

La Ley Foral de Símbolos indica que los ayuntamientos debían proceder a "la retirada y sustitución de la simbología propia del régimen franquista".

(Debían hacerlo antes del 12 de abril de 2004).

Con posterioridad a esta ley, el Gobierno estatal aprobó otra que en su artículo 15 se dirige a las administraciones públicas para instar a "la retirada de escudos, insignias y otros objetos o menciones de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la representación y de la representación de la dictadura".

Pueblo a pueblo y poco a poco va desapareciendo de nuestras calles, de acuerdo con la ley de Memoria Histórica, todo tipo de simbología franquista, placas de calles, estatuas y escudos. El mandato de su retirada parte de 2004, pero por lo que se puede ver, algunos ayuntamientos hacen caso omiso sobre el tema. Entre estos municipios que no obedecen la ley, se encuentra el Ayuntamiento de Pitillas, que mantiene junto a la fachada de su ayuntamiento una calle dedicada al general  Matías Sagardoy y tan solo a unos pocos metros de esta dedican otra calle al franquista José Antonio Elola Olaso. Basta con ojear el historial de estos personajes para darse de cuenta que estas y otras placas, ya se debieran haber retirado. No se a que se espera, pero no cumplir la ley tendrá más pronto que tarde su condena.

Por si a alguien se viera interesado, acompaño este texto con algunas iniciativas e informaciones de cómo en otros lugares ya se está tratando el tema. Aquí, tras 40 años de dictadura más 30 y tantos de transición, algunos todavía parecen no querer enterarse de a qué tipo de personajes están dedicadas las calles de nuestros pueblos. Creo que es una vergüenza y que a quien le corresponda, tendría que ponerse las pilas, acatar la ley y ser un poco más responsables con la memoria de aquellos vecinos asesinados en 1936 y con sus familiares, que desde entonces vemos con repugnancia que ciertos personajes franquistas continuen dando nombre a nuestras calles.

Recopilado de diferentes Foros.
¿Alguien en Tudela sabe bien qué tipo de malvado fascista fue José Antonio Elola Olaso, delegado nacional de Deportes cuyo nombre lleva su estadio? Tudela. José Antonio Elola... sabes quien fue José Antonio Elola????
"Un falangista que fue Delegado nacional del Frente de Juventudes que murió en 1976 amortajado con la "camisa azul".

Me parece vergonzoso que esta ciudad siga teniendo a este personaje fascista como nombre de su estadio más emblemático. Sólo espero que lo conviertan en pisos cuanto antes y que llamen a esa zona Las Eras, como siempre se llamó. [Mensaje editado por: spicon on 26-05-2007 14:30]

elola olaso, josé antonio
(1909 - 1976) Abogado. Nació en Tandil, Argentina, durante la estancia de su padre en aquel país, como diplomático de origen navarro. Poco antes de la guerra civil española regresa a España. Se licenció en Derecho por la Universidad de Valladolid. Se afilió a Falange y se alistó en la columna Sagardía, donde alcanzó el grado de jefe de centuria (equivalente a capitán de compañía). Fue jefe provincial de FET en Ciudad Real y en Sevilla. Al crearse el Frente de Juventudes se le nombra Delegado Nacional y en 1942, miembro de la Junta Política. En 1955, tras algunos incidentes de El Escorial, cesa en la Delegación Nacional, pasando a ocupar la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes. A continuación se retiró de la vida política dedicándose a su profesión de abogado. Pidió ser amortajado con la camisa azul. Fue un ejemplo vivo para la juventud falangista de la posguerra. Murió en Madrid en 1976.

José-Antonio Elola Olaso. Delegado Nacional fiel, fidelísimo a Franco.
El cese del Delegado Nacional del Frente de Juventudes es casi fulminante el 9 de diciembre de 1955. Lo curioso es que, quizás por primera vez y única en la historia del Régimen, figura en el BOE que el cese es "por motivos de salud" (sic). Esto corrobora lo antedicho: Franco jamás hubiera cesado a José-Antonio Elola Olaso, el Delegado Nacional fiel, fidelísimo a Franco.

("... hay que ser fiel a Franco, hasta en el error", como en una ocasión confesó Elola, ante un falangista "dubitativo")

Dejemos constancia de quienes estuvieron en la cabeza de la organización. El primer Delegado Nacional fue José Antonio Elola-Olaso, el jefe carismático que puso en marcha la organización. Al cesar fue nombrado Delegado Nacional de Educación Física y Deportes; como Secretario Nacional con Elola, estuvo el que después sería Teniente General del Ejército, Alfonso Pérez-Viñeta.

1975, José Antonio Elola: Gran pérdida para el país, que lamento de todo corazón. Me resulta difícil ver a Franco en una sola faceta. El Caudillo levantó a España en todas sus dimensiones. Por eso se debe decir “la España de Franco”.

Más de 20 calles tendrán que cambiar de nombre
Todas ellas exaltan la participación
del bando franquista en la Guerra Civil

Plaza General Primo de Rivera. Dedicada al dictador Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.
Calle José Antonio Elola-Olaso. Abogado madrileño que combatió en el ejército nacional.
Plaza de la Gesta. Recuerda el sitio y defensa de Oviedo y en ella quedó recogida el monumento del mismo nombre.
 Tudela. En un pleno anterior Casado ya se había mostrado favorable a retirar el nombre de José Antonio Elola al campo de fútbol municipal y al polideportivo. Elola ocupó diferentes cargos dentro de la Junta Política de la Falange Española y en 1956 fue nombrado presidente del Comité Olímpico Español, siendo el predecesor de Juan Antonio Samaranch.

Iniciativa para retirar de las calles de Tudela
"La simbología Franquista"

El colectivo ribero "No pasarán-Faxismoari Stop" ha solicitado al Ayuntamiento de Tutera el cambio de nombre de las calles de este municipio «que aún mantienen simbología fascista, algunos de ellos símbolos en la vía pública, y concretamente el nombre del actual campo municipal de fútbol José Antonio Elola», que fuera ministro de Deportes del dictador Franco.

Considera esta iniciativa que el cumplimiento de la Ley de Símbolos y la Ley sobre la Memoria Histórica «exigen la desaparición de cualquier simbología fascista de nuestras calles, plazas y edificios públicos» y exigen al Ayuntamiento «su cumplimiento inmediato o tendremos que acudir a los tribunales si no se adoptan las medidas oportunas». Cabe señalar en este contexto que el Ayuntamiento de Iruñea ha tenido que ceder finalmente ante una decisión judicial por la misma cuestión y se espera que rebautice 20 calles del barrio de la Txantrea. En el escrito registrado se estiman en unas 40 las calles de Tutera cuyos nombres deberían ser cambiados, y se añade que persisten símbolos franquistas en varias fachadas tudelanas.

- Retiran nombres de calles franquistas en la Txantrea.

Sección Femenina.
La Sección Femenina en Navarra se constituye a principios de 1935, siendo nombrada Jefe provincial Josefina Arraiza Goñi, de Pitillas, que con el tiempo llegaría a ser la esposa de José Antonio Elola.

Esenciales del bando golpista
Y aparte, señalaremos a cinco navarros esenciales en el bando sublevado: el primero, nada menos que el general que murió en accidente de aviación cuando se dirigía desde Portugal a España para ponerse al frente del alzamiento: SANJURJO.

El segundo, uno de los principales artífices de la conquista de las provincias vascas y de la victoria final franquista: el general SOLCHAGA.

El tercero, uno de los fundadores de la Falange y copresidente de ella junto a Ledesma y Primo de Rivera: Julio RUIZ DE ALDA.

El cuarto, el artífice del Frente de Juventudes: José Antonio ELOLA.

Y el quinto, Manuel AZNAR, activo militante peneuvista en su juventud y posteriormente destacado periodista y embajador franquista en Argentina, Estados Unidos y la ONU, y, curiosamente, abuelo de José María Aznar.

En la ciudad de Oviedo es retirada la placa de la calle José Antonio Elola. El ayuntamiento de Oviedo destinará nuevos nombres que sustituyan, de acuerdo a la ley de Memoria Histórica, las calles con nombres franquistas.

El “Campo Elola” pasaría a llamarse “Blas Infante”
El dirigente socialista Javier García León, ha presentado una moción para su inclusión en el pleno municipal en la que solicita “sustituir el nombre del “Complejo Deportivo y Social Elola” por el de “Complejo Deportivo y Social Blas Infante”. Se da la circunstancia de que en Fuengirola “no existe edificio o espacio público que lleve el nombre de quien es ya hoy Presidente de Honor de la Junta de Andalucía, Blas Infante”, ha recordado García León

El nombre original de la vía, José Antonio Elola, como en tantas otras vías dedicadas a dirigentes franquistas fue olvidado rápidamente y actualmente se la conoce como la carnavalada, en honor al gran carnaval que quiso organizar Rabadá…


 Orgullo de Cunetero, Callejero Contaminado
Por: Fernando Mikelarena, profesor titular de la Universidad de Zaragoza.

Al socaire de los recientes acontecimientos relacionados con el juez Garzón, resulta pertinente subrayar las dificultades con las que se topa la gestión de la memoria histórica en España. Cualquier persona que repase la producción historiográfica existente sobre la limpieza política llevada a cabo en la retaguardia franquista, constatará la escasez de datos para ir más allá del perfil sociopolítico de los asesinados e intentar escarbar en otros aspectos, tan o más importantes, en cuanto que nos pueden dar razón de las magnitudes de la tragedia en algunas zonas, como, por ejemplo, las causas últimas de lo acaecido, el perfil de los verdugos y la actitud de la comunidad. En gran medida esas dificultades son atribuibles al número, calidad y veracidad de los testimonios orales o de los documentos escritos que puedan conservarse en relación con los aspectos mencionados, muchos de ellos desaparecidos o expurgados.

Ciñéndonos a la caracterización de los agentes de la limpieza política en la zona rebelde, tal y como han afirmado los especialistas que se han ocupado del tema, a escala general pueden citarse cuatro grupos estrechamente relacionados entre sí y posicionados en forma de pirámide vertical. En primer lugar, las autoridades militares, bajo cuya jurisdicción exclusiva estaba el territorio que controlaban y que dictaron los bandos de guerra. En segundo lugar, los dirigentes de las formaciones políticas civiles aliadas del ejército rebelde a cuyas órdenes se situaban también los cuerpos paramilitares de las mismas. En Navarra esas formaciones fueron fundamentalmente la Comunión Tradicionalista, Falange Española y Unión Navarra, siendo el Requeté la estructura paramilitar de la primera de ellas y las escuadras falangistas la de la segunda. Estas organizaciones codirigieron desde arriba, junto con las autoridades castrenses, la represión y regularon sus niveles y cronología. En tercer lugar, figurarían las bandas constituidas por miembros de las organizaciones paramilitares mencionadas que, bajo la jerarquía de los dos primeros grupos y auxiliados por fuerzas del orden, llevaron a cabo el trabajo más sucio de la represión, las sacas individuales o colectivas, en la mayoría de los casos efectuadas desde las calabozos municipales o desde las cárceles y los centros de detención del distrito judicial o de la capital. El cuarto agente represivo estaría conformado por los sectores de la población que colaboraron con el hecho represivo a través de denuncias y de la participación en batidas y a través del apoyo activo a los castigos y escarnios hechos públicamente.

Escuadrones paramilitares en Navarra
En más de una ocasión se ha solidó expresar la extrañeza que suscita el gran desconocimiento que tenemos de las bandas paramilitares que ejercieron directamente la limpieza política en Navarra. De esta forma, si bien se ha mencionado repetidamente la figura del grupo del Chato de Berbinzana, así como la responsabilidad de la Escuadra del Águila de la Falange pamplonesa, en relación con la limpieza política en caliente, es evidente que no pudieron ser los responsables de todas las sacas del periodo, sobre todo, porque la coincidencia de fechas de matanzas colectivas en lugares bien diferentes de la geografía navarra hace pensar en la actuación simultánea de varios escuadrones. Por otra parte, hay que mencionar también que, sin perjuicio de que pudieran confluir en esas partidas individuos tanto de la Falange como del Tradicionalismo, además de esos grupos de militancia falangista, también debieron actuar otros de militancia requeté, dada la importancia del centro de detención que regentaban los carlistas en Pamplona (en Escolapios) y dada la existencia de algunos testimonios puntuales para determinadas localidades que existen sobre ello.

El orgullo del cunetero. La Escuadra Negra de la Falange de Tudela
De cualquier forma, las reservas que puede tener la sociedad navarra de cara a realizar un ejercicio de introspección acerca de la profundización en los perfiles de los implicados directamente en esos escuadrones deben ser contra argumentadas por la circunstancia de que existen testimonios en la prensa de la época que nos acreditan que los miembros de esos escuadrones estaban altamente satisfechos y orgullosos de su misión.

Así, por ejemplo, reproducimos en este artículo una foto, publicada en la primera página del número de 19 de agosto de ¡Arriba España!, en la que el Cardenal Primado Gomá pasa revista a siete miembros de la Escuadra El Águila de Pamplona. De esa foto hay alguna otra versión en la que aparecen más miembros de la misma escuadra. Por otra parte, en la página 8 del Diario de Navarra de 16 de octubre de 1936 hay un reportaje de S. Berruezo titulado Navarros en el frente. La Escuadra Negra de Tudela. En él, el corresponsal del periódico entrevista en Burgos "en el cuartel general de la columna que, formada por el comandante señor Sagardía, acaba de llegar procedente de Guipúzcoa" a "seis bravos chicarrones de Tudela" que formaban "la guardia personal del comandante". Esos seis tudelanos eran "Bernardino Burgaleta, Teodoro Pérez, Agustín Ariza, Miguel Catalán, Jaime Sola y José María Lacabe", todos ellos "naturales o vecinos de Tudela". Según dice el reportero, que los interroga "en un momento de asueto", todos le "cuentan, con encantadora sencillez, sus hazañas". El reportero afirma de ellos lo siguiente: "Los tudelanos, desde las primeras horas del movimiento libertador de España, se pudieron al lado de quienes defendían a la Patria en peligro; y con una diligencia digna de ejemplo fueron -en su misma ciudad- limpiando de elementos peligrosos el camino del triunfo". "Luego ampliaron su radio de acción a los otros pueblos de la Ribera y de Rioja y por último, enrolados en las formaciones que iban a luchar contra los marxistas y nacionalistas guipuzcoanos" se dice que "entraron los primeros en Tolosa (es decir, el 11 de agosto), tomaron al asalto al Buruntza (es decir, hacia el 28 de agosto), llegaron en cabeza a Guadalupe y a Irún (es decir, el 4 de septiembre)", siendo sus hazañas la causa de que Sagardía les hubiera "designado para formar su guardia personal". Se les denomina "la Escuadra Negra de Tudela".

A pesar de haber sido citada de pasada en la obra de Altaffaylla (Navarra 1936. De la esperanza al terror, Tafalla, 2003, 6ª de., p. 596), esta banda paramilitar tudelana no era excesivamente conocida. El papel desempeñado por las personas mencionadas no era ni mucho menos ignorado, recuerdan tudelanos que vivieron aquella época.

Las sacas en la Ribera tudelana hasta el 10 de agosto de 1936
Tenemos que recordar, al hilo de lo que estamos diciendo, que las primeras semanas de la guerra civil fueron especialmente cruentas en lo que se refiere a la eliminación física de los simpatizantes del régimen republicano en la Ribera Tudelana. Considerando las afirmaciones del corresponsal del Diario de Navarra en su reportaje sobre los miembros de la Escuadra Negra de Tudela en el sentido de su participación en la limpieza política que tuvo lugar aquellos días, queremos traer a colación el número de personas asesinadas en las correspondientes sacas o paseos con tres o más asesinatos que se registraron entre el 18 de julio y el 10 de agosto de 1936 en pueblos de la comarca, según informaciones que hemos tomado del libro de Altaffaylla: 5 vecinos de Buñuel el 25 de julio; 8 de Corella en Arguedas el 26 de julio; 11 de Ribaforada en El Bocal el 26 de julio; 6 de Cortes en Ribaforada el 27 de julio; 8 de Tudela en Castejón el 28 de julio; 5 de Arguedas en Murillo el Cuende el 1 de agosto; 6 de Cascante en Murillo de las Limas el 1 de agosto; 9 de Corella en el Carrascal el 2 de agosto; 8 de Ribaforada en Fontellas el 2 de agosto; 6 de Valtierra en Traibuenas el 2 de agosto; 7 de Buñuel en Mallén el 3 de agosto; 7 de Cabanillas en Beriáin el 3 de agosto; 4 de Cintruénigo en Valtierra el 3 de agosto; 4 de Corella en Alfaro el 3 de agosto; 11 vecinos de Fitero en Valverde el 3 de agosto; 4 de Fitero en Valtierra el 3 de agosto; y 6 de Corella en Ballariáin el 6 de agosto. En varias de esas sacas los asesinados fueron conducidos desde la cárcel de Tudela en la que estaban presos. Por supuesto, no queremos indicar que las personas mencionadas de la Escuadra Negra tudelana participasen en todas esas acciones, sino solamente mencionar las que se inscriben en el radio geográfico y en el ámbito cronológico en el que ellos motu proprio alardearon en líneas generales de haber colaborado.

Barrio de Lourdes de Tudela: Callejero contaminado
A todo lo anterior hay que añadir una circunstancia que salpica el presente a través del espacio público. Además de los seis miembros citados de la Escuadra Negra de Tudela, también hay que referirse a un séptimo, fallecido en una acción militar antes de que se realizara la entrevista. En la página 3 del número 10 de la revista Falange de Tudela, de fecha de 8 de noviembre de 1936, se encuentra, asimismo, una crónica acerca de la misma Escuadra Negra que repite algunas de las informaciones, si bien las menos comprometedoras, vistas en el artículo anterior. Se dice que "La Escuadra Tudelana que tanta fama alcanzó por su actuación en los frentes guipuzcoanos" era la escolta particular del Comandante Sagardía y se nombra como miembro de la misma, además, a otra persona ya fallecida, Félix Marsal Moracho. Precisamente en la esquela y la necrológica publicada tras su muerte en el número 1 de la mencionada revista, de fecha de 6 de septiembre, se decía que había muerto en la toma del monte Buruntza y figuraba de forma explícita que era "De la escuadra negra de Tudela". Asimismo, en otro artículo sobre él publicado en la página 3 de El Ribereño Navarro se decía que había salido de Tudela "formando en la ya célebre y heroica Escuadra tudelana".

El mencionado Félix Marsal Moracho cuenta con una calle en el barrio de Lourdes de Tudela, barrio que cuenta con 49 calles dedicadas a combatientes del bando franquista muertos en el frente. El nombre de la calle se acordó en un pleno del Ayuntamiento de Tudela del 17 de febrero de 1954 según una propuesta planteada por el Gobernador Civil falangista Luis Valero Bermejo, en la que también se aprobaron los nombres de otras siete calles. Félix Marsal no es la única persona con calle en el barrio de Lourdes a la que la prensa de la época incrimina de forma expresa y manifiesta en tareas de persecución y eliminación física de los adversarios políticos en la Ribera. En un artículo publicado en la página 10 de la revista El Requeté, también editada en Tudela, del 28 de febrero de 1937 y titulado Jesús Clemos Burgaleta. Se afirma que el mencionado Clemos marchaba en los primeros días de la guerra "a aquellas incursiones por las Bardenas, cuando se hablaba de posibles enemigos por aquellos contornos". Clemos Burgaleta murió en el frente el 22 de febrero de 1937.


Estas notas deberían servir para reflexionar sobre la conveniencia de aplicar al callejero del barrio de Lourdes la doctrina de la Resolución número 00676/08, 11 de febrero de 2008, del Tribunal Administrativo de Navarra relativa a veinte calles con nombres similares del barrio de la Chantrea, basada en la Ley de Símbolos de Navarra y en la Ley de Memoria Histórica y que fue finalmente acatada por el Ayuntamiento pamplonés.  
(Noticias de Navarra. 9 / 05 / 2010)

martes, 11 de mayo de 2010

Un Mapa sin Completar

 
Deia. 9 Mayo, 2010.
Esta mañana, 73 años después de ser fusilado por el bando nacional, Higinio Arriazu podrá descansar en paz junto a su mujer y uno de sus hijos en el cementerio de la localidad Navarra de Ablitas. Hace dos meses, su cuerpo fue recuperado junto al de Bonifacio Gracia en un pasillo del campo santo de Tutera. Su hija Flora, que tenía cuatro años recién cumplidos cuando asesinaron a su padre, siguió in situ la exhumación practicada por el equipo de desaparecidos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que con las correspondientes pruebas de ADN, confirmó días después la identidad de ambos varones. Un final feliz para la familia Arriazu, que espera zanjar así la deuda pendiente que le ha perseguido durante décadas. "Mi padre no hizo nada, era un trabajador cuyo único pecado fue el de estar afiliado a un sindicato", relata Flora a DEIA.


En el lado opuesto, las decenas de cuerpos que aún esperan ser exhumados en la CAV y Nafarroa, donde las fosas comunes del franquismo superan la centena. Aunque es complicado hacer una estimación exacta de los sepulcros existentes en ambos territorios, el trabajo que Aranzadi viene desarrollando desde hace ocho años está ayudando a completar el mapa de fosas. En la CAV, según el informe que la sociedad de ciencias ha confeccionado para el Gobierno vasco y que antes de final de año se publicará en Internet, existen 53 municipios -27 en Gipuzkoa, 14 en Bizkaia y 12 en Araba- en los que se han localizado fosas comunes que podrían albergar a cerca de 80 individuos. Algunas ya han sido exhumadas y otras, en cambio, tienen muy complicado ver la luz, ya que, en algunos casos, las transformaciones que han sufrido las zonas bajo las que yacen los cuerpos han borrado toda huella del paisaje del 36.

Los montes de Bizkaia, por ejemplo, están "repletos", según apuntan desde Aranzadi, de combatientes de batallones como el Sollube, Bizkargi o Sabigain. Cuerpos que nunca serán localizados, hecho que ya han admitido los familiares. Precisamente, los testimonios que éstos han transmitido de generación en generación sobre lo que les ocurrió a sus padres, hermanos o tíos sirven especialmente a los investigadores para dar con los sepulcros. Pero confirmar la identidad de los cuerpos es otra cosa. Muchos fueron cuneteados con lo puesto, sin identificación alguna. Aunque siempre hay espacio para la suerte, como en Amorebieta y Elgeta, donde los cuerpos localizados llevaban encima unas chapas numeradas que sirvieron a los investigadores para arrojar luz y poner nombre y apellido a los restos encontrados.

"No hay descanso hasta que los familiares pueden recuperar algo. Hay que mantener el espíritu de la búsqueda", subraya la directora de Derechos Humanos del Gobierno vasco, Inés Ibáñez de Maeztu, que ha cogido el testigo al trabajo sobre la recuperación de la memoria que comenzó el Gabinete Ibarretxe. Una labor que desde la asociación Ahaztuak esperan que vaya a más. "Las familias tenemos la necesidad de poder hacer el duelo completo que lleva suspendido un largo tiempo por la forma en la que fueron asesinados y por la impunidad y el ocultamiento", denuncia Martxelo Álvarez, portavoz de la asociación.


"Purga" en Nafarroa
La Comunidad Foral tiene el dudoso honor de liderar el ranking de fosas comunes. Aunque el Gobierno de Sanz no ha elaborado un mapa, las asociaciones de víctimas del franquismo que operan en este Territorio tienen sobre la mesa más de doce peticiones para la exhumación y localización de fusilados, y sospechan que hay otros cuarenta sepulcros sin ubicación exacta. En total, alrededor de 3.500 asesinados.

"Son fosas de retaguardia que no tienen nada que ver con una contienda, con dos partes enfrentadas. Se trata de una limpieza que se hace en todo el Territorio y que ocupa a personas relacionadas con la izquierda y con los sindicatos. Pero también sirven, como todas las guerras, para limar asperezas entre vecinos. La guerra es la excusa ideal para quitar de encima contrincantes", subraya Jimi Jiménez, arqueólogo de Aranzadi, que en Nafarroa ha actuado en ocho municipios exhumando quince cuerpos.

Otros no han corrido tanta suerte. Es el caso de Ander Cabrero, nieto del alcalde socialista de la localidad Navarra de Pitillas, que el 20 de julio de 1936 fue apresado por los seguidores de Franco. A sus 32 años, Antonio consiguió huir ayudado por un vecino, pero la familia le perdió la pista. Meses después se supo que fue asesinado cerca de la localidad soriana de San Pedro Manrique. Ander ha estado hasta en veinte ocasiones en el cruce de barrancos a 1.300 metros de altura en el que sospecha que fue enterrado uno de los pocos alcaldes navarros asesinados durante el alzamiento que sigue sin ser localizado todavía.

"Lo hemos intentado todo, pero no tenemos capacidad. Te pones a mirar y no sabes por dónde empezar. Es una sensación de desamparo", denuncia el nieto de Antonio, que, como miles de víctimas del franquismo de todo el Estado, asiste atónito a la polémica surgida en torno a la figura del juez Garzón por investigar el franquismo.


Antonio Cabrero recordado en Eibar.

Domingo, abril 11, 2010
Eibar fue una vez más escenario de La Memoria Republicana. 
El reloj situado en la fachada del Ayuntamiento de Eibar, tan referencial en estos días cercanos al 14 de Abril, pasaba algunos minutos de la una del mediodía cuando ha dado comienzo el acto que convocado por la asociación de victimas del golpe de estado, de la represión y del régimen franquista Ahaztuak 1936-1977 tenia como objeto un año más rememorar un nuevo aniversario de la proclamación de la II República española, el 14 de Abril de 1931.

El acto en el que han participado unas doscientas personas ha estado presidido por una pancarta en la que se leía “Gora Errepublika!! Gora Herri borondatea!! (¡Viva la República! ¡Viva la voluntad popular!) y una bandera republicana con crespón negro en memoria de los cinco jóvenes vecinos de esta localidad muertos en accidente de tráfico. También en un lugar referencial los organizadores habían colocado una silla cubierta con una bandera republicana sobre la que se había depositado un ramo de claveles rojos “en memoria y honor de todos aquellos republicanos, hombre y mujeres amantes y defensores de la libertad, que no están con nosotros nosotros”.

Un minuto de silencio en memoria de los cinco jóvenes fallecidos y en solidaridad con sus familiares ha sido lo que ha dado comienzo al evento. Tras esto un joven bertsolari eibarrés ha rememorado la ilusión y el sacrificio de los que impulsaron la experiencia republicana y de los que sufrieron o murieron por defenderla, esperando según cantó en un aplaudido bertso “que pronto llegue en todo el Estado la III República, y en Euskal Herria la República Vasca” y que las dos sean “hermanas en la libertad y en el respeto a la voluntad de las personas y de los pueblos”.

Tras esto han sido los dantzaris y txistularis eibarreses quienes han salido a escena para dedicar un aurresku de honor “a todos los hombres y mujeres que desde aquel 14 de Abril de 1931 han albergado y albergan en sus ideas y sus corazones el convencimiento de la posibilidad de una sociedad más democrática, más justa y libre, donde figuras tan anacrónicas desde un punto de vista democrático e igualitario como es la monarquía no tengan cabida”.

A continuación ha tomado la palabra un representante de Ahaztuak 1936-1977 quien ha dedicado de forma efusiva el acto a Paco Barreña -miliciano del batallón socialista “Fulgencio Mateos” que hoy era la persona que se iba a encargar de izar la bandera republicana y que no ha podido asistir por un problema de salud- y a Antonio Cabrero, alcalde republicano de la localidad Navarra de Pitillas asesinado en Septiembre de 1936 y cuyo nieto y biznieto han tomado parte en el homenaje. Para ellos y para Casimiro Pérez, padre de Roberto Pérez Jáuregui, joven eibarres asesinado por disparos policiales en una manifestación en 1969 y también presente, han sido los emotivos aplausos de los asistentes.

En su intervención el miembro de Ahaztuak ha subrayado la importancia de mantener año a año el encuentro en Eibar en torno a la memoria y a la reivindicación de la experiencia republicana “para entre otras cosas hacer patente que para nosotros no es algo pasado y acabado, sino algo que como mucho algunos poderes dominadores en lo social, antidemocráticos en los político y oscurantistas en los cultural y lo religioso, fueron capaces a través de la violencia y el genocidio de decenas de miles de personas de paralizar momentáneamente aunque haya sido por muchas décadas, pero nunca de hacer que las desterráramos al olvido”. La prueba dijo “es que hoy estamos aquí una vez más, y que como nosotros otros estarán en otros lugares de Euskal Herria y de todo el Estado rememorando la potencialidad democrática de aquella II República y perfilando desde esa memoria reflexiones y formulas de libertad para el aquí y ahora”.

No faltaron en su intervención referencias al momento actual en los referente a la memoria histórica y a las victimas del franquismo, haciendo una dura referencia a lo que esta aconteciendo en torno al enjuiciamiento del juez Baltasar Garzón “algo que nos muestra muy claro cual es la preocupante realidad de una democracia española donde los herederos ideológicos, políticos y a veces genéticos de los golpistas de 1936, de los fascistas que llenaron las cunetas de cadáveres sean capaces de sentar en el banquillo a un juez por poner negro sobre blanco en un auto judicial algunos de los crímenes que esos golpistas y fascistas cometieron durante más de cuarenta años”. Con duras palabras también denunció “el cinismo de tantos que ante esto se echan hoy las manos a la cabeza, cuando todos sabemos que esto ocurre por la permisividad de políticos e instituciones desde hace cuarenta años hasta la actualidad” porque “ellos son en si mismos el modelo de impunidad español, ellos son los que han permitido la pervivencia del virus fascista y algunos de ellos, incluso algunos de los que hipócritamente dicen sentirse consternados, son los que tras bambalinas manejan la denuncia de Falange y Manos Limpias como una forma de atacar la posibilidad de una Memoria Histórica democrática y antifascista, aunque no sea esta su única forma”.

(Servicio de prensa de Ahaztuak 1936-1977).


BAJO DEBA
Ahaztuak rememoró la proclamación de la República en Eibar.
Diario Vasco.13.04.10 - A.E:
El reloj situado en la fachada del Ayuntamiento de Eibar, tan referencial en estos días cercanos al 14 de Abril, pasaba algunos minutos de la una del mediodía cuando dio comienzo el acto, convocado por la asociación de víctimas del golpe de estado de la represión y del régimen franquista Ahaztuak 1936-1977, que tenía como objeto rememorar un nuevo aniversario de la proclamación de la II República en Eibar. El acto contó con la participación de unas doscientas personas y estuvo presidido por una pancarta en la que se leía "Gora Errepublika!! Gora Herri borondatea!! (Viva la República!! Viva la voluntad popular!!) y una bandera republicana con crespón negro en memoria de los cinco jóvenes vecinos de esta localidad muertos en accidente de tráfico. También en un lugar referencial los organizadores habían colocado una silla cubierta con una bandera republicana sobre la que se había depositado un ramo de claveles rojos «en memoria y honor de todos aquellos republicanos, hombre y mujeres amantes y defensores de la libertad, que no están con nosotros».. Tras esto un joven bertsolari eibarrés rememoró la ilusión y el sacrificio de los que impulsaron la experiencia republicana y de los que sufrieron o murieron por defenderla. También, los dantzaris y txistularis salieron a escena para dedicar un aurresku de honor «a todos los hombres y mujeres que desde aquel 14 de Abril de 1931 han albergado y albergan en sus ideas y sus corazones el convencimiento de la posibilidad de una sociedad más democrática, más justa y libre, donde figuras tan anacrónicas como la monarquía no tengan cabida».

Homenajeados
Se tributó un homenaje a: Barreña -miliciano del batallón socialista 'Fulgencio Mateos'-; a Antonio Cabrero, alcalde republicano de la localidad Navarra de Pitillas y Casimiro Pérez, padre de Roberto Pérez Jáuregui, joven eibarrés asesinado por disparos en 1969, en el transcurso de una manifestación.

viernes, 7 de mayo de 2010

Preso Nº: 235. Elduayen Cecilio. Pitillas.

En un listado de prisioneros recluidos en El Fuerte de San Cristóbal encuentro a Cecilio.

Preso Nº: 235.
Elduayen Elduayen Cecilio.
Localidad: Pitillas. Navarra.
Años: 23. Estado Civil: Soltero. Profesión: Labrador.

Cargo: Consejo Guerra.  Delito: Rebelión Militar.
Condena: Reclusión Perpetua. 
Fecha de sentencia: 16 agosto 1936.
 Ingreso en el Fuerte: 9 de noviembre de 1936.
Prisión Atenuada: 2 de Julio de 1940.

En Pitillas les dieron a elegir, ¡Al Frente, al Tercio o al Fuerte!


"FUERTE DE SAN CRISTÓBAL" - EZKABA
En la cima del monte Ezkaba, en las puertas del Fuerte San Cristóbal, se realizan actos de homenaje a la memoria de todos los presos políticos que sufrieron encerrados en este terrorífico penal las inhumanas condiciones de vida a las que les sometió el régimen franquista. Fueron miles los prisioneros que fueron encarcelados en las galerías subterráneas escavadas en la roca, en lo que uno de los supervivientes ha descrito como un "autentico sepulcro de vivos".


Muchos murieron enfermos, desatendidos, de hambre o de frió. Otros fueron "paseados" y exterminados en las propias laderas del monte. Pero el Fuerte San Cristóbal fue también testigo de una de las mayores demostraciones de dignidad y de amor a la libertad: la gran fuga del 22 de Mayo de 1938. Se trata de la mayor fuga de la historia reciente que pese a acabar en tragedia y enrojecer aún mas la larga noche franquista de sangre y horror, es una fecha de orgullo y de lucha para la memoria democrática y antifascista de todos nosotros.

En plena guerra civil española, 795 presos se fugaron de uno de los penales más duros del régimen franquista: el fuerte de San Cristóbal en Pamplona.585 fueron recapturados, 210 fueron asesinados y sólo 3 consiguieron pasar la frontera. Este documental cuenta de voz de los protagonistas, quienes eran, como llegaron allí, en que condiciones vivían y como pudo ser posible aquella fuga. La dictadura primero y el pacto de silencio de la transición después quisieron que no se conociese esta historia. Es una reflexión sobre la memoria histórica y la amnesia social.

La magnitud de la evasión se aprecia por sus números. De los 2.500 presos que aproximadamente había en el penal, 796 se fugaron. De ellos, 207 murieron en la fuga, 585 fueron detenidos -de los que 14 fueron condenados a muerte y fusilados- y tres llegaron a Francia.

La mayoría de los presos se enteró de la fuga una vez que ya estaba en marcha, después de que una veintena de prisioneros hubiese logrado hacerse con el control del fuerte tras reducir a los guardias del penal y a los 92 soldados de la guardia exterior.

El plan fue urdido por Leopoldo Pico, quien también se pondría al frente en el momento de su ejecución. A la hora de la comida, con la ayuda de los presos que estaban haciendo servicios, Pico redujo a los guardianes y abrió la puerta de la cárcel vistiendo gorra y abrigo de guardián y con una pistola en la mano. Con el disfraz logró distraer a la tropa que vigilaba el fuerte y que en ese momento estaba en el comedor. Los presos cogieron las armas de los soldados y atacaron el único punto de resistencia, las garitas de vigilancia. En unos minutos, el control del fuerte había cambiado de manos. Los hombres de Pico abrieron las puertas de las galerías e invitaron a salir a los presos. Casi todos salieron corriendo, pero también muchos regresaron a sus celdas al intuir que la aventura no tenía posibilidades sin ningún apoyo exterior y después de que su única ventaja, la sorpresa, desapareciera casi inmediatamente con la huida de dos centinelas de las garitas de vigilancia. La toma del fuerte se saldó con un muerto, un guardián al que los fugados golpearon cuando estaba dando una alerta que de haber sido efectiva les habría desbaratado todo el plan.

El organizador de la fuga murió, fusilado antes del juicio, según el fiscal; en el monte, según una versión de los fugados; y ejecutado en un cuarto de la prisión nada más ser capturado, según otra. De él se sabe que tenía 27 años y que había nacido en Rasines (Cantabria). Pronto se fue con su familia a Bilbao y allí trabajaría en Euskalduna. Era uno de los dirigentes en el Partido Comunista en Bilbao y vivía en una casa del partido en la calle Correo. Allí se reunía con Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, y otros responsables del partido.

Por el testimonio de su mujer, Concha Mazo Mendieta, se sabe que estuvo preso tras la “revolución de octubre”. Luego le volvieron a encarcelar durante la guerra civil. Le encargaron dinamitar un puente entre Vizcaya y Álava, pero los requetés le estaban esperando. Le condenaron en un tribunal de Vitoria por rebelión militar y fue a parar al fuerte de San Cristóbal, una obra militar impresionante construida durante el reinado de Alfonso XII para defender Pamplona. Se comenzó a usar como presidio en 1934 y de forma intensiva a partir del 36.

Los 2.500 presos que había allí el 22 de mayo de 1938 soportaban unas condiciones de hacinamiento, malnutrición y malos tratos diversos. 796 decidieron jugarse la vida y la libertad a cara y cruz. Quizá muchos sintieron lo mismo que Leopoldo Cámara que, cuando atravesó la puerta principal del fuerte el 22 de mayo de 1938, gritó con toda su alma “¡Viva la libertad!”. Dice que nunca lo podrá olvidar porque fue “el momento más feliz de mi vida”.

El documental "Ezkaba" La Gran Fuga de las Cárceles Franquistas” realizado por Iñaki Alforja nos relata la historia de los presos del penal franquista “el fuerte de San Cristóbal”, en el monte Ezkaba de Iruña-Pamplona. A través de testimonios de los protagonistas podemos conocer las condiciones en el penal y la historia de la mayor fuga en la historia de las cárceles españolas.



Existe también el libro: Fuerte de San Cristóbal 1938.
Este libro contiene numerosas historias que tratan de la fuga ocurrida el 22 de mayo de 1938 en el Fuerte de San Cristóbal, sito en el monte Ezkaba, junto a Pamplona, de la cacería organizada contra los fugados y de la represión sufrida por miles de presos de ese penal. Conoceremos los hechos ocurridos por el testimonio de personas que participaron y fueron protagonistas de los mismos, así como por documentos de la época.

El libro explica qué es el Fuerte de San Cristóbal, por qué habían sido detenidos tantos presos políticos, qué condiciones de vida sufrieron, cómo se llevó a cabo la gran fuga, cómo se inició nuestra investigación y qué sentido tiene hoy recuperar la memoria de las víctimas de la represión franquista.

70 años después varios cientos de personas comprometidas con la lucha de aquellos antifascistas nos hemos reunido a las puertas del Fuerte. Muchos familiares de presos del penal, de fugados, de paseados, de desaparecidos... esperando de alguna manera a que se volvieran a abrir esas rejas para que los nuestros, nuevamente, escaparan.

Cementerio de las botellas
Desde que se hallara el «cementerio de las botellas» mencionado por José María Jimeno Jurío, los trabajos de exhumación allí iniciados han cobrado gran importancia dentro de la labor por la recuperación de la memoria histórica en Nafarroa. El documental de Iñaki Alforja que recoge la experiencia de dos familias da buena cuenta de la importancia de las exhumaciones. De los 131 presos enterrados, hasta el momento seis familias han recuperado sus restos. Anunciaron la intención de localizar los 131 cadáveres, aunque de momento sólo hay 32 solicitudes para recuperar los restos. (Ver vídeo de Barricada).

En Memoria de: PILAR VALLES VICUÑA. Fusilada el 11 del 8 de 1936 en Pikoketa.

Ángela Vicuña, nacía el 1 de Mayo de 1886 en Pitillas, Navarra, le fusilaron a una hija en 1936. Su padre era, Manuel Valles Jiménez, nacido el 7 de Marzo de 1885, en Corella y de profesión Jornalero.

Pilar Valles Vicuña fue Fusilada el 11 de agosto de 1936 junto al caserío de Pikoketa en Oiartzun. Había nacido el 25 de Julio de 1918, en Boquiñena, Aragón. Escolarizada y  militante activa de la Juventud Comunista de Irun.


Fusilatuta, Errepublika eta Euskal Herriaren alde egin zutelako
Fusilados por defender la Republica y Euskalherria

Los jóvenes fusilados en Pikoketa el 11 de agosto de 1936 habían subido desde Irun a aquella posición en la montaña y allí mismo fueron capturados, asesinados y enterrados. Algunos apenas tenían 17 años. El hecho fue conocido muy pronto en Irun, pues alguno de los milicianos pudo escapar y escondiéndose entre matorrales fue testigo de lo ocurrido y pudo contarlo.

La fosa común permaneció oculta durante 40 años, todos los del franquismo. En el año 1976, con la nueva situación política, los familiares se movilizaron y tras diversas gestiones, consiguieron excavar en el lugar, hasta encontrar los restos. Fue una de las primeras fosas de la Guerra Civil que se desenterraron.

El Ayuntamiento de Irun cedió un pequeño mausoleo en el cementerio de Blaia, donde descansan en la actualidad los restos de los 13 fusilados.

Los reunidos en Pikoketa dieron las gracias «a estos valientes, que en plena juventud, sin apenas adiestramiento militar y con escasos medios, defendieron a sus conciudadanos, a sus descendientes, a nosotros».

Homenaje en Pikoketa (Oiartzun)
De conformidad a los datos aportados por el historiador y miembro de "Aranzadi" Iñaki Egaña, el 11 de agosto de 1936 el coronel Solchaga, jefe de las fuerzas golpistas en esa zona, ordenaba a sus columnas la ocupación de la línea de Aia-Erlaitz-Pagogaña, en lo que significaba el inicio de la ofensiva fascista. En los días anteriores el ejército de Solchaga había recibido nuevos refuerzos, así como un importante apoyo de nuevas piezas de artillería. Fue el coronel Joaquín Ortíz de Zárate quien recibió la orden de tomar estas posiciones que, en realidad, no eran sino una pequeña avanzadilla republicana, cuyo grueso de fuerzas estaba pertrechado en el fuerte de Erlaitz. El asalto fascista a esta avanzadilla republicana, al desconocer esta circunstancia, fue realizado con todos sus efectivos. De esta manera abordaron la posición de Pikoketa, defendida por quince milicianos. El caserío de Pikoketa, que contaba con una ametralladora, era la posición más avanzada de los republicanos que permitía vigilar y hostigar al enemigo con relativa facilidad. Cuando los milicianos destacados en este lugar se disponían a desayunar en esa mañana del 11 de agosto, se encontraros que desde la niebla que atenazaba el lugar, surgieron varias ráfagas de metralleta que presagiaban el asalto de las tropas fascistas.

De los quince jóvenes que defendían la posición sólo dos lograrían escapar, Alejandro Colina y José Arocena. El resto fue hecho prisionero y fusilado inmediatamente contra las mismas paredes del caserío. Nueve jóvenes voluntarios, el mayor de los cuales tenía 25 años y el menor 17, junto a cuatro carabineros sellaron su compromiso revolucionario o, en el caso de los agentes, su lealtad republicana: Mertxe López Cotarelo, Pilar Vallés Vicuña, José María Arruti Idiakez, Victor Genua, Jesús López Casado, Agapito Domínguez, Bernardo Usabiaga Jáuregui, Manuel Justo Alberdi, Miguel López Pascual, y los carabineros Vicente Argote, Agustín Bermejo, Félix Luz Echeverría y Angel Braña López. Entre los nueve jóvenes fusilados y con la excepción de Víctor Genua que pertenecía al PNV, el resto eran de filiación comunista.

En 1976 Marcelo Usabiaga, hermano de Bernardo Usabiaga, emprendió la tarea de localización de la fosa en las proximidades de Pikoketa (Oiartzun) gracias a la información facilitada por uno de los residentes en ese caserío. En concreto, el día 28 de agosto de 1978, los familiares procedieron a la exhumación de los restos de Pikoketa de la que hubo noticia en la prensa local.

El pasado domingo día 5 de Noviembre de 2006 tenia lugar un acto de homenaje a est@s gudaris y miliciano@s asesinad@s en Pikoketa. Eran las 13:00 horas cuando comienzan a oírse los sonidos del txistu, después, una trompeta interpretando "Silencio" y a continuación los sonidos de la txalaparta, rodeados por más de 150 personas que acuden al acto. Este es el sencillo escrito que se lee en el homenaje:

"Buenas tardes a todos/as y gracias por asistir a este acto.

Estamos aquí reunidos para rendir homenaje a trece personas, que en este mismo lugar, hace ahora 70 años fueron asesinadas. Trece personas, algunos muy jóvenes, con apenas 16 años, que empezando a vivir se les arrebató la vida. Cuyo delito fue defender la República y Euskal Herria. Defender la legalidad democrática y a su pueblo. Trece personas que, como tantas otras, no dudaron en arriesgar sus vidas para defender a su pueblo, en este caso Irun, contra la agresión de unos militares fascistas, que fuertemente pertrechados, pretendían y consiguieron arrebatar los derechos populares conseguidos tras decenas de años de luchas, anular la pluralidad política, aniquilar las organizaciones de los trabajadores, terminar con la enseñanza pública y laica, empequeñecer el euskera y someternos a los intereses de los poderosos. Hoy damos las gracias a estos valientes, que en plena juventud, sin apenas adiestramiento militar y con escasos medios, defendieron a sus conciudadanos, a sus descendientes, a nosotros.

Gracias a:
* Mertxe López Cotarelo. 17 años
* Pilar Vallés Vicuña. 17 años
* José María Arruti Idiakez. 18 años
* Victor Genua. 25 años
* Jesús López Casado. 26 años
* Agapito Dominguez. 23 años
* Bernardo Usabiaga Jauregui. 18 años
* Manuel Justo Alberdi. 22 años
* Miguel López Pascual
* Vicente Argote. 47 años
* Agustin Bermejo. 39 años
* Felix Luz Etxeberria. 27 años
* Angel Braña López.
* Jacinto López Martinez. 49 años
                                            
Gracias, muchas gracias por defendernos. Hoy os decimos que siempre os llevaremos en el corazón, que vuestra actitud fue un ejemplo, que nunca os olvidaremos y que trabajaremos para que se reconozca vuestro sacrificio, como el de centenares de miles, por defender la República y Euskal Herria".



Marcelo Usabiaga, es hermano de uno de los asesinados, intervino también recordando los hechos y todos los que lucharon defendiendo la República contra el fascismo. A continuación se destapó la placa de homenaje mientras vibraban las notas del Eusko Gudariak y el Himno de Riego. En esas notas vibraba el respeto y el recuerdo que desde "Ahaztuak 1936-1977" tenemos para tod@s ell@s.
 El mejor honor que podemos hacerles es nuestra promesa de que trabajaremos sin descanso por los mismos valores que ellos defendieron con sus vidas. No les olvidaremos nunca.

                                              (Publicado por Ahaztuak1936-1977).

jueves, 6 de mayo de 2010

En Memoria de la Familia Ferruz Insa


Desde la Vara de la Libertad estas letras para recordarles.







          Baltasar Ferruz Insa. Pitillas-Gusen.




14/05/1942, Feruz Issa, Baltasar, Pitillas, Pamplona. 14/05/1942, Lobato Yerga, Celedonio, Fuente de Cantos, Badajoz. 15/05/1942, Garcia Navarro, Baptista, Montcada, 21/04/1917, Valencia. 15/05/1942, Muñoz Rubio, José, Villanueva de Córdoba... 25/06/1942, Caraballo Isa, Adolfo, Ciudad Real, Ciudad Real. 25/06/1942, Caravantes Pérez, Cecilio, Valdepeñas, Ciudad Real. 26/06/1942, Marchante López, Juan, Roda, la, Albacete. 29/06/1942, Carnero Sojo, José, Bobadilla, Málaga... (Fuentes: http://victimasguerracivilespaniola.blogspot.com/)

Esta relación de muertos en campos de exterminio está elaborada a partir de varias fuentes. Una es el libro "Lo que Dante no pudo imaginar", escrito por Amadeo Sinca Vendrell, uno de los supervivientes de Mauthausen.


El volumen se publicó por primera vez en Francia en 1946 y se reeditó en España en 1980. Las últimas 51 páginas son un listado alfabético de una parte de los 7.000 españoles que perecieron en el holocausto. Junto a cada nombre figura la fecha de nacimiento y la localidad de origen.

ASESINATOS DE REPUBLICANOS EN GUSEN

Desde el 7 de septiembre de 1940 hasta el 24 de abril de 1945 fueron asesinados en los campos de Gusen aproximadamente 4.293 republicanos.

Del 7 de septiembre de 1940 hasta el 30 de junio de 1941: 363.
Del 1 de julio de 1941 hasta el 31 de agosto de 1941: 343.
Mes de septiembre de 1941: 426.
Mes de octubre de 1941: 274.
Mes de Noviembre de 1941: 930.
Mes de diciembre de 1941: 746.
Del 1 de enero de 1942 hasta el 31 de marzo de 1942: 722.
Del 1 de abril de 1942 hasta el 31 de diciembre de 1942: 365.
Del 1 de enero de 1943 hasta 24 de abril de 1945: 124.
El día 24 de abril de 1945 fue el día en que el último español asesinado en Gusen.

Entre el mes de julio de 1941 y el mes de enero de 1942, todos los días sin excepción murieron republicanos españoles en Mauthausen-Gusen. El 14 de noviembre de 1941 fue el día en que más españoles fueron asesinados, en total 70. (Fuentes: www.gusen.org).



Mauthausen, El campo de los españoles:
En agosto de 1940 llegaron al campo de concentración 397 presos españoles, primera tanda de los 7.300 inscritos en el campo hasta 1945. Los españoles que llegaron a Mauthausen procedían de Francia. Formaban parte del medio millón de republicanos que cruzaron la frontera en los últimos meses de la guerra civil, tras la caída de Cataluña. En Francia, fueron internados en campos de concentración distribuidos por el sur de país: el Campo de Argelès-sur-Mer, el Campo de Le Vernet d’Ariège, y los de Barcarès y Septfonds. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial muchos de ellos fueron enviados al frente con uniforme francés —en las filas de Legión Extranjera o en escuadrones de choque—, o integrados en Compañías de Trabajadores Extranjeros. La mayor parte de éstos acabaron capturados por los alemanes en los primeros momentos de la invasión de Francia (mayo–junio de 1940); tras un paso por los campos de prisioneros de guerra (Stalags) fueron enviados Mauthausen, donde integraron el grueso del contingente español.

Requerido por las autoridades alemanas para determinar el destino de los prisioneros, el Gobierno de Francisco Franco replicó que no existían españoles allende las fronteras; de ahí que los republicanos de Mauthausen llevaran el triángulo azul de los apátridas, con una S —de Spanier— en el centro.

En una segunda fase (después de 1943) los republicanos españoles que llegan a Mauthausen eran personas detenidas por su actividad en la resistencia francesa. En total, alrededor de 35.000 españoles participan en la guerra mundial junto a los aliados: cerca de 10.000 acabaron en los campos de concentración alemanes.

Mauthausen pronto comenzó a ser conocido entre los deportados como «El campo de los españoles». Aunque los primeros barracones se remontan a 1938, fueron albañiles españoles quienes construyeron Mauthausen. De ahí que un superviviente francés haya llegado a afirmar que «cada piedra de Mauthausen representa la vida de un español». La mayoría de los españoles llegó al campo a partir del Armisticio francés, entre la segunda mitad de 1940 y el año 1941. Muchos fallecieron entre 1941 y 1942; por ejemplo, en septiembre y octubre de 1941 una gran parte de los muertos de Gusen —un Kommando o campo auxiliar destinado al exterminio de los presos más débiles— fueron españoles.

El eje de la vida en Mauthausen era la cantera de granito, en la cual trabajaban los prisioneros hasta su muerte por extenuación. Una escalera de ciento ochenta y seis peldaños separaba la cantera de los barracones. Los deportados debían subirla diez o doce veces por día, cargados con grandes piedras a la espalda, mientras los kapos —prisioneros que ejercían como capataces— les empujaban, zancadilleaban y golpeaban con bastones. Cuando falleció el primer español, el 26 de agosto de 1940, sus compatriotas, ante la sorpresa de los verdugos, guardaron un minuto de silencio, situación que se repetiría en numerosas ocasiones. Con el paso del tiempo, algunos españoles pasaron a desempeñar trabajos especializados: albañiles, peluqueros, administrativos, sastres, interpretes o fotógrafos tenían más posibilidades de sobrevivir que los trabajadores de la cantera. También podían acceder a más información, y disponer de más autonomía para sostener la organización clandestina republicana que funcionaba desde mediados de 1941.

La labor de la organización española fue crucial. De entrada, porque cuando en 1942 comenzaron a llegar deportados procedentes de la resistencia francesa y del frente ruso, los españoles eran los veteranos del campo, expertos estrategas en la lucha por la supervivencia, dispuestos a transmitir sus conocimientos a los recién llegados. Por otra parte, al desempeñar diversas actividades en la gestión de Mauthausen, podían ayudar a otros prisioneros. Los españoles que cuidaban la sala de duchas —por poner uno entre otros muchos ejemplos— salvaron la vida a más de un compañero cuando los nazis llevaron a cabo allí ejecuciones masivas mediante la inmersión de grupos de prisioneros durante horas y horas en naves repletas de agua helada hasta la altura de la cintura. La organización clandestina española, además, repartía medicinas robadas de la enfermería y redistribuía la escasa comida que llegaba a los presos, con el fin de asignar más alimentos a los débiles y enfermos.

Sin embargo, el recuerdo más vivo en la memoria de los supervivientes de otros países, sobre todo de los franceses, al hablar del Campo de Mauthausen, es la fe española en la derrota del nazismo, incluso en los peores momentos de la guerra. Quizá porque los republicanos españoles llevaban luchando contra la Alemania nazi y sus socios desde el inicio de la Guerra Civil Española, en 1936. «Una victoria más», explicó en una ocasión un superviviente francés, era la frase que pronunciaban los presos españoles cada vez que llegaban al último de los ciento ochenta y seis peldaños de la escalera de la cantera. Convencidos de la victoria aliada, los republicanos decidieron conservar pruebas de la barbarie, para el posterior juicio a los verdugos.

Francisco Boix, fotógrafo del campo, hizo copia de todas las fotos que pasaron por sus manos, y logró esconderlas hasta el final de la guerra. Gracias a ellas, Boix pudo probar durante los juicios de Nuremberg la presencia de los jerarcas Albert Speer y Ernst Kaltenbrunner en Mauthausen y demoler así su alegato acerca del desconocimiento de los campos de exterminio.

Cuando el Ejército norteamericano entró en Mauthausen, el 5 de mayo de 1945, banderas republicanas habían sustituido a las banderas nazis y la puerta del campo estaba cubierta por una gran pancarta en la que se podía leer: «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras». La liberación del campo, sin embargo, no significó para los republicanos el final de la guerra comenzada en 1936. Muchos no pudieron volver a la España del franquismo, aliada ideológica de los nazis que habían combatido en Mauthausen, y habrían de encontrar asilo en otros países, sobre todo en Francia.

Triángulo Azul, los republicanos.

Este pequeño testimonio ha querido rendir un homenaje a su memoria y está dedicada a sus familiares y amigos. La historia de Santiago Raga está estrechamente vinculada con la de todos los exterminados en los campos de concentración nazis y especialmente los supervivientes de la masacre de los campos de exterminio.

Historia marcada por la guerra. Todo comienza con la sublevación de parte del Ejército contra el Gobierno de la II República Española en julio de 1936, y por la que daría comienzo la Guerra Cívil Española.

Al caer las Cinco Villas dentro del área de los sublevados algunos hombres huyeron de sus casas para evitar represalias. Uno de los protagonistas de estas represarais fue Manuel Raga Ladrero, padre de Santiago y que fue fusilado a los 67 años de edad.

De este modo, los que huyeron, entre los que se encontraba Santiago Raga, salvaron la vida incorporándose a la columna Durruti. Cuando ésta partió al frente de Madrid, la mayoría de los cincovilleses optaron por quedarse en el frente de Huesca y a continuación se reunieron en Caspe organizando el Batallón Cinco Villas.

En 1938 Santiago Raga Casanova fue herido en una pierna y evacuado al hospital de Manresa. Para él había acabado la guerra y en febrero del 39 comenzó la retirada hacia tierras francesas.

Una vez en Francia y con la Segunda Guerra Mundial a las puertas, unos fueron incluidos en los Batallones de Marcha, otros a las Compañías de Trabajadores Extranjeros, algunos huyeron a Latinoamérica, unos pocos se unieron a la resistencia y otros fueron capturados por los nazis.





El horror de los campos de concentración. Tras la invasión nazi los prisioneros fueron trasladados a Campos de Prisioneros de Guerra, auténticas fortificaciones carcelarias que fueron la base para los campos de concentración y más tarde de exterminio. Gracias a la información que enviaba Santiago Raga Casanova desde el exilio hemos podido conocer de cerca alguna de las atrocidades que se vivieron en los Campos de Concentración de Mauthausen-Gussen.

Mauthausen, con 7.300 españoles encerrados, comenzó a ser conocido entre los deportados como “El campo de los españoles”. El eje de la vida en Mauthausen era la cantera de granito, en la cual trabajaban los prisioneros hasta su muerte por extenuación. La escalera de 186 peldaños, que separaba la cantera de los barracones, era subida una docena de veces al día por los condenados que, cargados con grandes piedras a la espalda, recibían los malos tratos de los kapos (prisioneros comunes que ejercían como capataces). Con el paso del tiempo, algunos españoles pasaron a desempeñar trabajos especializados como albañiles, peluqueros, administrativos… pues tenían más posibilidades de sobrevivir y podían disponer de más autonomía e información para sostener la organización clandestina republicana que funcionaba desde mediados de 1941.

Para describir el horror de Mauthausen sólo hay que enumerar las formas de muerte más comunes en el campo; desnutrición, enfermedades, agotamiento, hipotermia (duchas heladas), sangrado (su sangre era llevada al frente), ahorcamientos, tiroteos y cámaras de gas, entre otras muchas.

El padecimiento era tal que entre los deportados cundía el desánimo y éste fue causa justificada para que en los primeros meses de 1941, cuando comenzó a correr el rumor de que se estaba construyendo otro Campo en los alrededores de Mauthausen, algunos españoles, entre los que se encontraba Santiago Raga (quien tuvo que simular una cojera), decidieran probar suerte en este nuevo lugar esperando que Gusen (así se llamaba el nuevo Campo) fuera menos cruel ya que se decía que allí se iban a enviar a los enfermos y los incapacitados para trabajar. La realidad cayó sobre ellos como un jarro de agua fría cuando, en febrero de 1941, llegaron a lo que era un verdadero campo de exterminio.

Santiago Raga, junto a sus compañeros de barracón, sufrió lo indecible en un campo de exterminio (como era Gusen) que aglomeraba en un espacio minúsculo a doscientos deportados. Todo se resumía a la espera de lo que fuera a llegar al día siguiente, ya que la muerte en este campo era la única certeza real. Los que morían por la noche debían pasar lista con los vivos al día siguiente, y a partir de ese momento del día comenzaba el ritual de eliminación de vidas humanas.

El horror de la vida en Gusen fue de tal calado que los supervivientes no llegaban a explicar con palabras el trato sádico que se les daba en el campo. De 1941 a 1945 los alemanes realizaron sus peores atrocidades. La buena suerte para Santiago y parte de sus compañeros llegó cuando dejaron de trabajar en la cantera y comenzaron a colocarse en puestos de albañilería (oficio que elaboró Raga), carpintería y distintos talleres. El número de deportados aumentaba y las SS comenzaron a pensar maneras nuevas de eliminar al máximo número de seres humanos.

Según cuentan los informes del campo, de los 10.000 deportados mataron de una tacada a 3.000. Los inválidos recibían la mitad de la comida por no ser productivos y fue en ellos en los que cayó la máxima crueldad de los alemanes. Como no paraban de llegar nuevos deportados, por ejemplo, se comenzó a sacar todas las noches a la intemperie a 150 cautivos, desnudos en pleno invierno y sin alimento. La naturaleza hacía su trabajo y todas las mañanas 70 aparecían muertos. Las vejaciones y el sadismo llegaron a tal punto que muchos prisioneros se suicidaban lanzándose contra las alambradas electrificadas. Los alemanes sacaban fotos de los cuerpos y trataban de justificar sus crímenes hablando de innumerables intentos de fuga. Santiago Raga vivió todo esto y mucho más, pero tuvo la suerte de que en febrero del 42 fuera designado para volver a Mautthausen. Allí pudo avisar a los demás deportados la sombría situación de Gusen. Raga siguió siendo un puntal importante en la resistencia dentro del campo y logró sobrevivir al horror nazi. Su testimonio ha servido para poder conocer la realidad del holocausto y los campos de concentración.

Modos de exterminio:
• Trabajo como esclavo en las canteras.
• Cámaras de gas.
• Cámaras de gas móviles — un camión con un tubo de gases dirigido al interior, que iba y venía entre Mauthausen y Gusen.
• Duchas heladas — aproximadamente 3.000 internos murieron de hipotermia debido que eran forzados a quedarse bajo una corriente de agua helada durante varias horas.
• Tiroteos masivos.
• Experimentos médicos.
• Sangrado — varios cientos de internos fueron desangrados hasta la muerte y la sangre extraída fue enviada al Frente del Este
• Ahorcamiento.
• Hambre — sólo en el campo de Mauthausen aproximadamente 2.000 prisioneros por semana eran privados de comer hasta la muerte.
• Fusilamientos por las SS.

Por otro lado, las raciones de alimentos eran muy limitadas y en el período 1940-1942 un interno pesaba 42 kilos de media. El tratamiento médico era prácticamente inexistente debido a las normas alemanas.

Víctimas
En total, aproximadamente 122.000 personas fueron asesinadas durante la guerra en el complejo de campos de concentración Mauthausen-Gusen. Sólo aproximadamente 80.000 sobrevivieron la guerra. Las SS antes de su retirada el 4 de mayo de 1945 trataron de destruir pruebas, incluyendo la documentación sobre los presos. Por ello sólo aproximadamente 40.000 víctimas han podido ser identificadas.





Navarros Deportados a Campos de Concentración


ALBIZTUR MAZQUARN (?), Valeriano Altsasu/Alsasua Liberado 05/05/1945
ALEGRÍA MATEO, Ángel Mendavia Fallecido 01/01/1942
ALLI, Eugenio Bera/Vera de Bidasoa Liberado 15/04/1945
ALZURI, Guillermo Etxarri - Aranatz Liberado 11/04/1945
ANDUEZA RESTITUTO-RANEDO, Víctor Altsasu/Alsasua Fallecido 14/02/1941
ARECE, Valentín Jaurrieta Fallecido 11/10/1944
ASTIASUAIN ZARRA, Ignacio Baztan - Erratzu Liberado 29/04/1945
BELTRÁN URRUTIA, Julián Ribaforada Fallecido 03/11/1941
CARTUCHO CORDÓN, Máximo Andosilla Fallecido 31/01/1941
CASTILLO CASTRO, Rufino Ribaforada Fallecido 07/04/1941
CLEMENTE, Antonio Bera/Vera de Bidasoa Sin datos -
CRUCHAGA NAPAL, Ignacio (Hermano Miguel) Villatuerta Liberado 29/04/1945
DOLLAT, Luis Pamplona/Iruña Liberado -
DOMÍNGUEZ PASCUALENA, Justo Burgui/Burgi Liberado 05/05/1945
EGUILLOR ARESO, Felipe Juslapeña - Nuin Fallecido 09/09/1944
ELEZALDE IRIBARREN, Alejandro Baztan - Elizondo Liberado 06/05/1945
ELVIRA, Teófilo Mendavia Liberado 10/03/1945
FERRUZ INSA, Baltasar Pitillas Fallecido 14/05/1942
GABARI, Lucio Olite Sin datos -
GONZALO SÁINZ, Félix Mendavia Liberado 05/05/1945
GOÑI AYESTARÁN, Higinia Luz (Lucía MARTOS) Cirauqui Fallecido 01/05/1943
GOÑI OTAMENDI, Fermín Pamplona/Iruña Fallecido 02/02/1941
IBÁÑEZ IZCO, Lorenzo Pamplona/Iruña Fallecido 15/01/1945
IBÁÑEZ VIZCAY, Basilio Urraul Bajo - Tabar Fallecido 07/08/1941
IRIARTE URIBE, Miguel Altsasu/Alsasua Fallecido 10/07/1942
IRURZUN, Tomás Allo (?) Fallecido 11/05/1944 
LACASTA, DalmatioBurgui/Burgi Liberado -
LARREA VERTIS, Marcelino Urroz Fallecido 18/12/1941
LAZCANO, Gia (?) Baztan-Almandoz Fallecido 25/10/1944
LESBUR GERES, Jesusa Egui (?) Sin datos -
LÓPEZ URQUIOLA, Fructuoso San Martín de la Vega Fallecido 16/10/1941
MARTÍN FRANCÉS, Pablo Castejón Fallecido 19/12/1941
MARTÍNEZ PÉREZ, Cecilio Cintruénigo Fallecido 02/02/1942
MORIONES BENZUNEGUI, Vicente Sangüesa Liberado -
NAVARRO BLASCO, José Buñuel Liberado 05/05/1945
NICOLÁS MIRURI, Jesús Viana Sin datos -
ODRIA LÓPEZ, Antonio Estella/Lizarra Fallecido 25/09/1941
PARADELLA, Hugo Pamplona/Iruña Evadido 21/08/1944
PÉREZ ORDUÑA, Eustaquio Uztárroz/Uztarroze Fallecido 10/11/1944
RUBIO DELGADO, José Bera/Vera de Bidasoa Sin datos -
SÁEZ URZAY, Eladio Astoquia (?) Fallecido 19/11/1941
SANSIÑENA IRIBARREN, Felipe Echalar Fallecido 28/01/1945
TELECHEA SANDORANA, José Saldías Liberado 05/05/1945
USANDIZAGA, Francisca Bera/Vera de Bidasoa Fallecido 12/04/1945
ZAMORA, Bernardo Tudela Sin datos -