jueves, 6 de mayo de 2010

En Memoria de la Familia Ferruz Insa


Desde la Vara de la Libertad estas letras para recordarles.







          Baltasar Ferruz Insa. Pitillas-Gusen.




14/05/1942, Feruz Issa, Baltasar, Pitillas, Pamplona. 14/05/1942, Lobato Yerga, Celedonio, Fuente de Cantos, Badajoz. 15/05/1942, Garcia Navarro, Baptista, Montcada, 21/04/1917, Valencia. 15/05/1942, Muñoz Rubio, José, Villanueva de Córdoba... 25/06/1942, Caraballo Isa, Adolfo, Ciudad Real, Ciudad Real. 25/06/1942, Caravantes Pérez, Cecilio, Valdepeñas, Ciudad Real. 26/06/1942, Marchante López, Juan, Roda, la, Albacete. 29/06/1942, Carnero Sojo, José, Bobadilla, Málaga... (Fuentes: http://victimasguerracivilespaniola.blogspot.com/)

Esta relación de muertos en campos de exterminio está elaborada a partir de varias fuentes. Una es el libro "Lo que Dante no pudo imaginar", escrito por Amadeo Sinca Vendrell, uno de los supervivientes de Mauthausen.


El volumen se publicó por primera vez en Francia en 1946 y se reeditó en España en 1980. Las últimas 51 páginas son un listado alfabético de una parte de los 7.000 españoles que perecieron en el holocausto. Junto a cada nombre figura la fecha de nacimiento y la localidad de origen.

ASESINATOS DE REPUBLICANOS EN GUSEN

Desde el 7 de septiembre de 1940 hasta el 24 de abril de 1945 fueron asesinados en los campos de Gusen aproximadamente 4.293 republicanos.

Del 7 de septiembre de 1940 hasta el 30 de junio de 1941: 363.
Del 1 de julio de 1941 hasta el 31 de agosto de 1941: 343.
Mes de septiembre de 1941: 426.
Mes de octubre de 1941: 274.
Mes de Noviembre de 1941: 930.
Mes de diciembre de 1941: 746.
Del 1 de enero de 1942 hasta el 31 de marzo de 1942: 722.
Del 1 de abril de 1942 hasta el 31 de diciembre de 1942: 365.
Del 1 de enero de 1943 hasta 24 de abril de 1945: 124.
El día 24 de abril de 1945 fue el día en que el último español asesinado en Gusen.

Entre el mes de julio de 1941 y el mes de enero de 1942, todos los días sin excepción murieron republicanos españoles en Mauthausen-Gusen. El 14 de noviembre de 1941 fue el día en que más españoles fueron asesinados, en total 70. (Fuentes: www.gusen.org).



Mauthausen, El campo de los españoles:
En agosto de 1940 llegaron al campo de concentración 397 presos españoles, primera tanda de los 7.300 inscritos en el campo hasta 1945. Los españoles que llegaron a Mauthausen procedían de Francia. Formaban parte del medio millón de republicanos que cruzaron la frontera en los últimos meses de la guerra civil, tras la caída de Cataluña. En Francia, fueron internados en campos de concentración distribuidos por el sur de país: el Campo de Argelès-sur-Mer, el Campo de Le Vernet d’Ariège, y los de Barcarès y Septfonds. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial muchos de ellos fueron enviados al frente con uniforme francés —en las filas de Legión Extranjera o en escuadrones de choque—, o integrados en Compañías de Trabajadores Extranjeros. La mayor parte de éstos acabaron capturados por los alemanes en los primeros momentos de la invasión de Francia (mayo–junio de 1940); tras un paso por los campos de prisioneros de guerra (Stalags) fueron enviados Mauthausen, donde integraron el grueso del contingente español.

Requerido por las autoridades alemanas para determinar el destino de los prisioneros, el Gobierno de Francisco Franco replicó que no existían españoles allende las fronteras; de ahí que los republicanos de Mauthausen llevaran el triángulo azul de los apátridas, con una S —de Spanier— en el centro.

En una segunda fase (después de 1943) los republicanos españoles que llegan a Mauthausen eran personas detenidas por su actividad en la resistencia francesa. En total, alrededor de 35.000 españoles participan en la guerra mundial junto a los aliados: cerca de 10.000 acabaron en los campos de concentración alemanes.

Mauthausen pronto comenzó a ser conocido entre los deportados como «El campo de los españoles». Aunque los primeros barracones se remontan a 1938, fueron albañiles españoles quienes construyeron Mauthausen. De ahí que un superviviente francés haya llegado a afirmar que «cada piedra de Mauthausen representa la vida de un español». La mayoría de los españoles llegó al campo a partir del Armisticio francés, entre la segunda mitad de 1940 y el año 1941. Muchos fallecieron entre 1941 y 1942; por ejemplo, en septiembre y octubre de 1941 una gran parte de los muertos de Gusen —un Kommando o campo auxiliar destinado al exterminio de los presos más débiles— fueron españoles.

El eje de la vida en Mauthausen era la cantera de granito, en la cual trabajaban los prisioneros hasta su muerte por extenuación. Una escalera de ciento ochenta y seis peldaños separaba la cantera de los barracones. Los deportados debían subirla diez o doce veces por día, cargados con grandes piedras a la espalda, mientras los kapos —prisioneros que ejercían como capataces— les empujaban, zancadilleaban y golpeaban con bastones. Cuando falleció el primer español, el 26 de agosto de 1940, sus compatriotas, ante la sorpresa de los verdugos, guardaron un minuto de silencio, situación que se repetiría en numerosas ocasiones. Con el paso del tiempo, algunos españoles pasaron a desempeñar trabajos especializados: albañiles, peluqueros, administrativos, sastres, interpretes o fotógrafos tenían más posibilidades de sobrevivir que los trabajadores de la cantera. También podían acceder a más información, y disponer de más autonomía para sostener la organización clandestina republicana que funcionaba desde mediados de 1941.

La labor de la organización española fue crucial. De entrada, porque cuando en 1942 comenzaron a llegar deportados procedentes de la resistencia francesa y del frente ruso, los españoles eran los veteranos del campo, expertos estrategas en la lucha por la supervivencia, dispuestos a transmitir sus conocimientos a los recién llegados. Por otra parte, al desempeñar diversas actividades en la gestión de Mauthausen, podían ayudar a otros prisioneros. Los españoles que cuidaban la sala de duchas —por poner uno entre otros muchos ejemplos— salvaron la vida a más de un compañero cuando los nazis llevaron a cabo allí ejecuciones masivas mediante la inmersión de grupos de prisioneros durante horas y horas en naves repletas de agua helada hasta la altura de la cintura. La organización clandestina española, además, repartía medicinas robadas de la enfermería y redistribuía la escasa comida que llegaba a los presos, con el fin de asignar más alimentos a los débiles y enfermos.

Sin embargo, el recuerdo más vivo en la memoria de los supervivientes de otros países, sobre todo de los franceses, al hablar del Campo de Mauthausen, es la fe española en la derrota del nazismo, incluso en los peores momentos de la guerra. Quizá porque los republicanos españoles llevaban luchando contra la Alemania nazi y sus socios desde el inicio de la Guerra Civil Española, en 1936. «Una victoria más», explicó en una ocasión un superviviente francés, era la frase que pronunciaban los presos españoles cada vez que llegaban al último de los ciento ochenta y seis peldaños de la escalera de la cantera. Convencidos de la victoria aliada, los republicanos decidieron conservar pruebas de la barbarie, para el posterior juicio a los verdugos.

Francisco Boix, fotógrafo del campo, hizo copia de todas las fotos que pasaron por sus manos, y logró esconderlas hasta el final de la guerra. Gracias a ellas, Boix pudo probar durante los juicios de Nuremberg la presencia de los jerarcas Albert Speer y Ernst Kaltenbrunner en Mauthausen y demoler así su alegato acerca del desconocimiento de los campos de exterminio.

Cuando el Ejército norteamericano entró en Mauthausen, el 5 de mayo de 1945, banderas republicanas habían sustituido a las banderas nazis y la puerta del campo estaba cubierta por una gran pancarta en la que se podía leer: «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras». La liberación del campo, sin embargo, no significó para los republicanos el final de la guerra comenzada en 1936. Muchos no pudieron volver a la España del franquismo, aliada ideológica de los nazis que habían combatido en Mauthausen, y habrían de encontrar asilo en otros países, sobre todo en Francia.

Triángulo Azul, los republicanos.

Este pequeño testimonio ha querido rendir un homenaje a su memoria y está dedicada a sus familiares y amigos. La historia de Santiago Raga está estrechamente vinculada con la de todos los exterminados en los campos de concentración nazis y especialmente los supervivientes de la masacre de los campos de exterminio.

Historia marcada por la guerra. Todo comienza con la sublevación de parte del Ejército contra el Gobierno de la II República Española en julio de 1936, y por la que daría comienzo la Guerra Cívil Española.

Al caer las Cinco Villas dentro del área de los sublevados algunos hombres huyeron de sus casas para evitar represalias. Uno de los protagonistas de estas represarais fue Manuel Raga Ladrero, padre de Santiago y que fue fusilado a los 67 años de edad.

De este modo, los que huyeron, entre los que se encontraba Santiago Raga, salvaron la vida incorporándose a la columna Durruti. Cuando ésta partió al frente de Madrid, la mayoría de los cincovilleses optaron por quedarse en el frente de Huesca y a continuación se reunieron en Caspe organizando el Batallón Cinco Villas.

En 1938 Santiago Raga Casanova fue herido en una pierna y evacuado al hospital de Manresa. Para él había acabado la guerra y en febrero del 39 comenzó la retirada hacia tierras francesas.

Una vez en Francia y con la Segunda Guerra Mundial a las puertas, unos fueron incluidos en los Batallones de Marcha, otros a las Compañías de Trabajadores Extranjeros, algunos huyeron a Latinoamérica, unos pocos se unieron a la resistencia y otros fueron capturados por los nazis.





El horror de los campos de concentración. Tras la invasión nazi los prisioneros fueron trasladados a Campos de Prisioneros de Guerra, auténticas fortificaciones carcelarias que fueron la base para los campos de concentración y más tarde de exterminio. Gracias a la información que enviaba Santiago Raga Casanova desde el exilio hemos podido conocer de cerca alguna de las atrocidades que se vivieron en los Campos de Concentración de Mauthausen-Gussen.

Mauthausen, con 7.300 españoles encerrados, comenzó a ser conocido entre los deportados como “El campo de los españoles”. El eje de la vida en Mauthausen era la cantera de granito, en la cual trabajaban los prisioneros hasta su muerte por extenuación. La escalera de 186 peldaños, que separaba la cantera de los barracones, era subida una docena de veces al día por los condenados que, cargados con grandes piedras a la espalda, recibían los malos tratos de los kapos (prisioneros comunes que ejercían como capataces). Con el paso del tiempo, algunos españoles pasaron a desempeñar trabajos especializados como albañiles, peluqueros, administrativos… pues tenían más posibilidades de sobrevivir y podían disponer de más autonomía e información para sostener la organización clandestina republicana que funcionaba desde mediados de 1941.

Para describir el horror de Mauthausen sólo hay que enumerar las formas de muerte más comunes en el campo; desnutrición, enfermedades, agotamiento, hipotermia (duchas heladas), sangrado (su sangre era llevada al frente), ahorcamientos, tiroteos y cámaras de gas, entre otras muchas.

El padecimiento era tal que entre los deportados cundía el desánimo y éste fue causa justificada para que en los primeros meses de 1941, cuando comenzó a correr el rumor de que se estaba construyendo otro Campo en los alrededores de Mauthausen, algunos españoles, entre los que se encontraba Santiago Raga (quien tuvo que simular una cojera), decidieran probar suerte en este nuevo lugar esperando que Gusen (así se llamaba el nuevo Campo) fuera menos cruel ya que se decía que allí se iban a enviar a los enfermos y los incapacitados para trabajar. La realidad cayó sobre ellos como un jarro de agua fría cuando, en febrero de 1941, llegaron a lo que era un verdadero campo de exterminio.

Santiago Raga, junto a sus compañeros de barracón, sufrió lo indecible en un campo de exterminio (como era Gusen) que aglomeraba en un espacio minúsculo a doscientos deportados. Todo se resumía a la espera de lo que fuera a llegar al día siguiente, ya que la muerte en este campo era la única certeza real. Los que morían por la noche debían pasar lista con los vivos al día siguiente, y a partir de ese momento del día comenzaba el ritual de eliminación de vidas humanas.

El horror de la vida en Gusen fue de tal calado que los supervivientes no llegaban a explicar con palabras el trato sádico que se les daba en el campo. De 1941 a 1945 los alemanes realizaron sus peores atrocidades. La buena suerte para Santiago y parte de sus compañeros llegó cuando dejaron de trabajar en la cantera y comenzaron a colocarse en puestos de albañilería (oficio que elaboró Raga), carpintería y distintos talleres. El número de deportados aumentaba y las SS comenzaron a pensar maneras nuevas de eliminar al máximo número de seres humanos.

Según cuentan los informes del campo, de los 10.000 deportados mataron de una tacada a 3.000. Los inválidos recibían la mitad de la comida por no ser productivos y fue en ellos en los que cayó la máxima crueldad de los alemanes. Como no paraban de llegar nuevos deportados, por ejemplo, se comenzó a sacar todas las noches a la intemperie a 150 cautivos, desnudos en pleno invierno y sin alimento. La naturaleza hacía su trabajo y todas las mañanas 70 aparecían muertos. Las vejaciones y el sadismo llegaron a tal punto que muchos prisioneros se suicidaban lanzándose contra las alambradas electrificadas. Los alemanes sacaban fotos de los cuerpos y trataban de justificar sus crímenes hablando de innumerables intentos de fuga. Santiago Raga vivió todo esto y mucho más, pero tuvo la suerte de que en febrero del 42 fuera designado para volver a Mautthausen. Allí pudo avisar a los demás deportados la sombría situación de Gusen. Raga siguió siendo un puntal importante en la resistencia dentro del campo y logró sobrevivir al horror nazi. Su testimonio ha servido para poder conocer la realidad del holocausto y los campos de concentración.

Modos de exterminio:
• Trabajo como esclavo en las canteras.
• Cámaras de gas.
• Cámaras de gas móviles — un camión con un tubo de gases dirigido al interior, que iba y venía entre Mauthausen y Gusen.
• Duchas heladas — aproximadamente 3.000 internos murieron de hipotermia debido que eran forzados a quedarse bajo una corriente de agua helada durante varias horas.
• Tiroteos masivos.
• Experimentos médicos.
• Sangrado — varios cientos de internos fueron desangrados hasta la muerte y la sangre extraída fue enviada al Frente del Este
• Ahorcamiento.
• Hambre — sólo en el campo de Mauthausen aproximadamente 2.000 prisioneros por semana eran privados de comer hasta la muerte.
• Fusilamientos por las SS.

Por otro lado, las raciones de alimentos eran muy limitadas y en el período 1940-1942 un interno pesaba 42 kilos de media. El tratamiento médico era prácticamente inexistente debido a las normas alemanas.

Víctimas
En total, aproximadamente 122.000 personas fueron asesinadas durante la guerra en el complejo de campos de concentración Mauthausen-Gusen. Sólo aproximadamente 80.000 sobrevivieron la guerra. Las SS antes de su retirada el 4 de mayo de 1945 trataron de destruir pruebas, incluyendo la documentación sobre los presos. Por ello sólo aproximadamente 40.000 víctimas han podido ser identificadas.





Navarros Deportados a Campos de Concentración


ALBIZTUR MAZQUARN (?), Valeriano Altsasu/Alsasua Liberado 05/05/1945
ALEGRÍA MATEO, Ángel Mendavia Fallecido 01/01/1942
ALLI, Eugenio Bera/Vera de Bidasoa Liberado 15/04/1945
ALZURI, Guillermo Etxarri - Aranatz Liberado 11/04/1945
ANDUEZA RESTITUTO-RANEDO, Víctor Altsasu/Alsasua Fallecido 14/02/1941
ARECE, Valentín Jaurrieta Fallecido 11/10/1944
ASTIASUAIN ZARRA, Ignacio Baztan - Erratzu Liberado 29/04/1945
BELTRÁN URRUTIA, Julián Ribaforada Fallecido 03/11/1941
CARTUCHO CORDÓN, Máximo Andosilla Fallecido 31/01/1941
CASTILLO CASTRO, Rufino Ribaforada Fallecido 07/04/1941
CLEMENTE, Antonio Bera/Vera de Bidasoa Sin datos -
CRUCHAGA NAPAL, Ignacio (Hermano Miguel) Villatuerta Liberado 29/04/1945
DOLLAT, Luis Pamplona/Iruña Liberado -
DOMÍNGUEZ PASCUALENA, Justo Burgui/Burgi Liberado 05/05/1945
EGUILLOR ARESO, Felipe Juslapeña - Nuin Fallecido 09/09/1944
ELEZALDE IRIBARREN, Alejandro Baztan - Elizondo Liberado 06/05/1945
ELVIRA, Teófilo Mendavia Liberado 10/03/1945
FERRUZ INSA, Baltasar Pitillas Fallecido 14/05/1942
GABARI, Lucio Olite Sin datos -
GONZALO SÁINZ, Félix Mendavia Liberado 05/05/1945
GOÑI AYESTARÁN, Higinia Luz (Lucía MARTOS) Cirauqui Fallecido 01/05/1943
GOÑI OTAMENDI, Fermín Pamplona/Iruña Fallecido 02/02/1941
IBÁÑEZ IZCO, Lorenzo Pamplona/Iruña Fallecido 15/01/1945
IBÁÑEZ VIZCAY, Basilio Urraul Bajo - Tabar Fallecido 07/08/1941
IRIARTE URIBE, Miguel Altsasu/Alsasua Fallecido 10/07/1942
IRURZUN, Tomás Allo (?) Fallecido 11/05/1944 
LACASTA, DalmatioBurgui/Burgi Liberado -
LARREA VERTIS, Marcelino Urroz Fallecido 18/12/1941
LAZCANO, Gia (?) Baztan-Almandoz Fallecido 25/10/1944
LESBUR GERES, Jesusa Egui (?) Sin datos -
LÓPEZ URQUIOLA, Fructuoso San Martín de la Vega Fallecido 16/10/1941
MARTÍN FRANCÉS, Pablo Castejón Fallecido 19/12/1941
MARTÍNEZ PÉREZ, Cecilio Cintruénigo Fallecido 02/02/1942
MORIONES BENZUNEGUI, Vicente Sangüesa Liberado -
NAVARRO BLASCO, José Buñuel Liberado 05/05/1945
NICOLÁS MIRURI, Jesús Viana Sin datos -
ODRIA LÓPEZ, Antonio Estella/Lizarra Fallecido 25/09/1941
PARADELLA, Hugo Pamplona/Iruña Evadido 21/08/1944
PÉREZ ORDUÑA, Eustaquio Uztárroz/Uztarroze Fallecido 10/11/1944
RUBIO DELGADO, José Bera/Vera de Bidasoa Sin datos -
SÁEZ URZAY, Eladio Astoquia (?) Fallecido 19/11/1941
SANSIÑENA IRIBARREN, Felipe Echalar Fallecido 28/01/1945
TELECHEA SANDORANA, José Saldías Liberado 05/05/1945
USANDIZAGA, Francisca Bera/Vera de Bidasoa Fallecido 12/04/1945
ZAMORA, Bernardo Tudela Sin datos -